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miércoles, 15 de diciembre de 2010

LA INERCIA DE LA TRADICIÓN: LOS LIBROS DE TEXTO Y EL PROFESORADO



La idea del Gobierno italiano (por ahora sólo en estadio de propuesta) de sustituir los libros de texto escolares por material recogido directamente de Internet (para aligerar las mochilas de los estudiantes y bajar el precio de los libros de texto) ha suscitado diversas reacciones. Editores y libreros ven en el proyecto una amenaza mortal para una industria que da trabajo a miles de personas.

A pesar de sentirme solidario con editores y libreros, se podría decir que por las mismas razones habrían podido protestar los fabricantes de carrozas y coches de caballos a la llegada del vapor o los trabajadores del sector textil (como de hecho hicieron) ante la aparición de los telares mecánicos.

Si la Historia caminase ineludiblemente en la dirección pensada por el Gobierno, esta fuerza de trabajo debería reciclarse. Por ejemplo, produciendo material de pago para Internet.

La segunda objeción es que la iniciativa prevé un ordenador para cada estudiante. Dudo que el Estado pueda hacerse cargo del gasto que eso significa y, si se lo impone a los padres, les haría gastar más que lo que cuestan los libros de texto.

Por otra parte, si hubiese sólo un ordenador para cada clase, sería el final del trabajo personal. Para algunos, esto podría constituir lo fascinante de esta solución y vendría a ser lo mismo que imprimir en la imprenta del Estado miles de folletos y distribuirlos cada mañana, como se distribuyen los bocadillos en los comedores para pobres. Aunque, en este caso, a diferencia de los bocadillos, el ordenador no llegaría para todos.

El problema es otro. El problema reside en que Internet no está destinado a sustituir a los libros, sino a ser un buen complemento y un incentivo para leer más. El libro sigue siendo el instrumento príncipe de la transmisión y de la disponibilidad del saber (¿qué se haría en una clase un día de black out?). Y los textos escolares representan la primera e insustituible ocasión para educar a los niños en la utilización del libro.

Además, Internet proporciona un repertorio fantástico de información, pero no así los filtros para seleccionarla, mientras que la educación no consiste sólo en transmitir información, sino en enseñar criterios de selección.

Esta es la función de un maestro, pero también la de un texto escolar, que ofrece precisamente el ejemplo de una selección actualizada en el maremágnum de toda la información posible.

Una función que se realiza incluso con el peor de los textos (corresponderá al profesor criticar su parcialidad e integrarlo, pero precisamente desde el punto de vista de un criterio selectivo diferente). Si los niños no aprenden esto, que la cultura no es acumulación sino selección, no existe educación, sino desorden mental.
Algunos de los estudiantes entrevistados dijeron: "Qué buena idea. Así podré imprimir sólo las páginas que me interesan, sin tener que cargar el peso de aquellas cosas que no tengo que estudiar". Error.

Recuerdo que en mi escuela, el último año de la guerra, los maestros (los únicos de mi carrera escolar cuyos nombres he olvidado), no me enseñaron gran cosa, pero yo repasaba sin parar mi antología y en ella encontré, por vez primera, las poesías de Giuseppe Ungaretti, Salvatore Quasimodo y Eugenio Montale. Fue una revelación y una conquista personal.

El libro de texto vale precisamente porque permite descubrir incluso aquello que el profesor está olvidando enseñar y que, en cambio, algún otro juzgó fundamental.

Además, el libro de texto permanece como fuente y útil memoria de los años escolares cursados, mientras algunos folios impresos para el uso inmediato, que se caen continuamente y que casi siempre se tiran, una vez subrayados (si lo hacemos nosotros, los profesores, imagínense los estudiantes), no dejarían huellas en el recuerdo. Sería una pérdida total.

Es verdad que los libros podrían ser menos pesados y costar menos, si renunciasen a tantas ilustraciones de colores. Bastaría con que el libro de Historia explicase quién era Julio César y, después, sería ciertamente apasionante, si se tiene un ordenador personal a mano, activar el Google image y buscar imágenes de Julio César, reconstrucciones de la Roma de la época o diagramas que expliquen cómo estaba organizada una legión.

Si, además, el libro proporcionase algunas direcciones de Internet aconsejables, se podría buscar en ellas eventuales profundizaciones y el alumno se sentiría protagonista de una aventura personal. Eso sí, el profesor debería ser capaz, después, de enseñar a distinguir entre sitios serios y sitios aborrecibles o superficiales. Libro e Internet es ciertamente mejor que Libro y Mosquetón.

Por último, si bien no sería bueno abolir el libro de texto, Internet podría sustituir ciertamente a los diccionarios, que son los que pesan más en las mochilas escolares. Abonarse por poco dinero a un diccionario de latín, o de griego, o de cualquier otra lengua, disponible on-line con un simple clic, como sucede con el e-mail, sería ciertamente algo muy útil y rápido.

Articulo Escrito por:
J. Cabero Almenara, A. Duarte Hueros y R. Romero Tena.

LOS MATERIALES Y EL DESARROLLO DEL CURRICULUM: LA LÓGICA TÉCNICA VERSUS PRÁCTICA



Por material curricular entenderemos el conjunto de medios, objetos y artefactos que son elaborados específicamente para facilitar el desarrollo de procesos educativos en los centros escolares y aulas. Es decir, los materiales curriculares se diferencian de otros tipos de medios y materiales porque se diseñan y se usan para cumplir funciones vinculadas con la diseminación y el desarrollo práctico de los procesos de enseñanza y/o aprendizaje de un determinado programa o proyecto curricular. De este modo, pudiéramos clasificar a los materiales curriculares en relación a estas dos grandes funciones:

• Materiales curriculares de apoyo a la planificación, desarrollo y evaluación de la enseñanza (fundamentalmente son aquellos materiales dirigidos al profesorado). Por ejemplo: guías didácticas, ejemplificaciones de unidades didácticas y de experiencias pedagógicas, diseños curriculares, cajas rojas, bibliografía y revistas pedagógicas, etc. La principal característica de estos materiales es que son elaborados con la intención de facilitar el desarrollo profesional del profesor y/o la puesta en práctica de nuevos programas y proyectos educativos. un determinado nivel educativo o de materia. Sirven fundamentalmente, para desarrollar el curriculum en acción. Sin los mismos no hay práctica docente ni procesos de aprendizaje. En todo material curricular, sea un libro de texto, un vídeo didáctico o un programa multimedia, subyace una propuesta concreta de implementación de un programa o proyecto curricular en términos de práctica educativa.

Nos encontramos en una época de cambios constantes y la realidad muy distinta, la tecnología digital esta provocando cambios en el ámbito educativo, El concepto de nuevas tecnologías actualmente se aplica al conjunto de aparatos o medios basados en las utilización de tecnología digital (computadores personales, multimedia, Internet, TV. digital, DVD, etc.).

Al igual que está sucediendo en la actualidad con las tecnologías digitales, hace varias décadas se intentó integrar a los medios audiovisuales en la enseñanza ya que se creyó que éstos medios representarían un estímulo o factor de renovación y mejora pedagógica de la calidad de la educación.

Sin embargo, poco se avanzó en que las prácticas educativas escolares estuvieran apoyadas en el uso de medios audiovisuales, son muchas y variadas las causas pero podemos apuntar brevemente algunas: el equipamiento y dotación de aparatos a los centros escolares fue insuficiente; no se desarrollaron planes de formación de los agentes educativos adecuados y extensivos; no se estimuló el uso e integración pedagógica de estos medios; no hubo cambio de actitudes y cultura tecnológica en los centros y profesores.

Tal vez se esperaba que con la introducción de los medios audiovisuales en el contexto educativo dieran como resultado un avance significativo en el aprendizaje, pero esto no fue así ya que no ha resultado de gran beneficio y su uso desmedido y por la comodidad que este representa se esta descontrolando el proceso del aprendizaje en el alumnado.

El alumno hoy en día se interesa mas por estar horas frente a una computadora, que investigar en los libros informaciones requeridas, la facilidad que estos medios proporcionan al alumno no permiten que este haga mayores esfuerzos por enriquecer su aprendizaje con los métodos didácticos.

No sabemos en realidad si sería conveniente prescindir de la tecnología o conservarla ya que abría que seguir investigando sus ventajas y sus desventajas en el contexto escolar, yo en lo personal trataría de enriquecer mi enseñanza para hacerle al alumno más atractivo el aprendizaje pero tomando en cuenta que exista un equilibrio entre lo moderno y lo tradicional.

LOS MEDIOS Y EL CURRICULUM ESCOLAR



La relación entre educación y medios de comunicación es un tema de debate interesante para los profesionales, al tratarse de dos temáticas vinculadas estrechamente. En la actual sociedad del conocimiento existen muchos canales de comunicación y aunque, a menudo es difícil reaccionar ante tanta información, los educadores se han esforzado para crear materiales para trabajar en el aula y han elaborado muchas teorías sobre su función como profesionales en la educación para la comunicación.

En este sentido, el sector educativo se ha centrado en analizar si los medios de comunicación son educativos o no, de qué forma podemos utilizarlos en el proceso de enseñanza-aprendizaje, de qué forma contribuyen a la formación en valores, etc. Por eso, en el monográfico sobre educación y comunicación se plantea qué implicación deben tener los medios de comunicación en la educación, intentando abrir el debate sobre si existe una cierta responsabilidad por parte de los profesionales de la comunicación.

Articulo Escrito por:
Laia Mestres i Salud
Redacción Educaweb.com
redac@educaweb.com


LOS MEDIOS EN EL CONTEXTO ESCOLAR. EL CONCEPTO DE MATERIAL CURRICULAR

En cualquier aula y centro educativo es lógico encontrarse con un conjunto más o menos amplio de distintos recursos, medios o materiales que son empleados con fines educativos: libros de texto, enciclopedias, retroproyectores, mapas, fichas de actividades, material de laboratorio, cassettes, diapositivas, vídeos, ordenadores, etc. Los medios o materiales curriculares en este sentido son parte importante e integrada de las prácticas escolares. Hoy en día no se puede pensar siquiera en desarrollar cualquier actividad educativa sin recurrir ni apoyarse en alguno de estos materiales y medios pedagógicos. podemos afirmar que sin materiales no es posible llevar a la práctica en el aula un programa o proyecto de innovación educativa. los medios, y materiales existentes, y que pueden ser usados al servicio de metas educativas, es más amplio que el concepto de material curricular. Los periódicos y revistas, la televisión, los CD-ROM del mercado, Internet, los programas de radio, el software informático, son medios de comunicación o tecnologías de la información elaborados con finalidades no precisamente pedagógicas (entretener, informar, vender). Sin embargo estos medios, adecuadamente integrados en el curriculum, pueden representarexperiencias de aprendizaje valiosas y potentes para los niños y jóvenes en el contexto escolar.

LA INERCIA DE LA TRADICIÓN: LOS LIBROS DE TEXTO Y EL PROFESORADO



Si tuviéramos que elegir un símbolo representativo de la escolaridad, seguramente muchos se inclinarían por nombrar a los libros de texto. Los libros de texto son parte consustancial de la educación escolar tal como la conocemos. Algunos autores afirman que la historia de los sistemas escolares como redes institucionalizadas de educación es paralela a la historia de los textos escolares. En este sentido, Westbury (1991) señala que el gran periodo de expansión del material impreso educativo se sitúa a finales del siglo XIX y más en concreto en el siglo XX ya que el libro de texto pasó a ser el instrumento básico para una organización a gran escala del curriculum y la enseñanza. Para este autor, el canon del conocimiento empaquetado en un formato de libro de texto, tal como lo conocemos en la actualidad, es consecuencia de dos factores históricos. Por una parte, por los efectos del racionalismo y, sobre todo, del enciclopedismo del siglo XVIII, que se tradujo en la búsqueda de un conocimiento "objetivo" y "racional" sobre la realidad que rompiese con la tradición escolástica, mística y especulativa de los siglos anteriores. El otro factor tiene que ver con la institucionalización de los procesos de enseñanza en un sistema o red escolar nacional. Una de las metas o fines de estas redes universales de escolarización era el ofrecer una cultura común que permitiese homogeneizar la formación de toda la población de un estado nacional. Al no existir programas curriculares específicamente elaborados para la escuela, los textos asumieron esta función. Es decir, garantizar que todos los estudiantes recibieran uniformemente el mismo curriculum y consiguientemente fueran formados bajo un mismo patrón de cultura estándar que garantizase la cohesión social y preparase a los ciudadanos Westbury, 1991; Gimeno, 1994).

En consecuencia, el libro de texto no es un medio más entre los restantes materiales curriculares. Ni por su historia ni por su naturaleza y características pedagógicas. El libro de texto es un instrumento, a diferencia de los restantes medios, que no se diseña (y consiguientemente no se utiliza) para que sea útil en situaciones específicas y puntuales de enseñanza, sino que es un recurso con suficiente potencial para ser usado a lo largo de todo un curso escolar completo. El libro de texto, en estos momentos, es el principal material que dispone el profesorado donde se dota de contenido y se operativizan en un nivel práctico las prescripciones de un programa curricular oficial específico. Como sugiere Gimeno (1988) los textos escolares son los recursos traductores y mediadores entre una propuesta oficial de curriculum y la práctica de aula. En el texto se encuentra la metodología que posibilita el desarrollo de los objetivos, se encuentran a seleccionados y secuenciados los contenidos (con sus definiciones, ejemplos, interrelaciones, etc.), se proponen un banco de actividades sobre los mismos, se encuentra implícita la estrategia de enseñanza que ha de seguir el profesor en la presentación de la información, e incluso (a través de la guía didáctica o del profesor) algunas pruebas de evaluación para aplicárselas a los alumnos.

Si el texto se convierte en el currículum que debe ser enseñado ello conduce a que quienes diseñan y elaboran los textos sean realmente los diseñadores de los currícula que reciben los alumnos. Los materiales curriculares son parte del mercado cultural que está controlado por las editoriales o instancias productoras de los textos (Apple, 1989; Apple y Christian-Smith , 1991; Gimeno, 1994). Ellas son las que interpretan el currículum oficial, lo redefinen, seleccionan los objetivos y contenidos, establecen los procedimientos y estrategias que los profesores pondrán en práctica en las aulas, en definitiva las editoriales tendrán el poder de definir cuáles son los currícula que realmente son enseñados en las escuelas (Torres, 1989). Por otra parte, en el contexto español, al igual que en otros países, los materiales curriculares, en especial los libros de texto, requieren para su comercialización y difusión en el sistema escolar, de la correspondiente revisión y aprobación administrativa. Es prácticamente el único caso dentro de la producción intelectual que es previamente controlada por el Estado. Estos antes de ser lanzados al mercado escolar debe ser autorizados por los responsablesadministrativos. De este modo, la administración tiene garantizada su parcela de control sobre el currículum presentado a los profesores y sobre el currículum que supuestamente aprenderán los alumnos.

Los estudios empíricos y la experiencia nos indica que la mayor parte del tiempo, y de los eventos y tareas de la clase se desarrollan con la utilización de un determinado material curricular: los libros de texto. Estos siguen siendo usados masivamente y las prácticas de muchos docentes se caracterizan por la dependencia profesional de este tipo de materiales. En estos últimos años, se ha realizado un esfuerzo teórico dirigido a analizar los motivos o factores que inducen a los docentes a recurrir y depender profesionalmente de los textos escolares. Una síntesis apretada de algunas de las ideas de estos autores, que puede encontrarse en Area (1994), podría ser la siguiente:

 El profesorado por su formación, por sus condiciones de trabajo y por la estructura y racionalidad del sistema curricular vigente, manifiesta evidencias claras de desprofesionalización, entendida ésta como la pérdida de la capacidad de decisión y control sobre las tareas propias de su profesión: planificación, desarrollo y evaluación de los procesos de enseñanza.

 Debido a lo anterior, el profesorado se encuentra indefenso para hacer frente a la multitud de tareas derivadas del ejercicio de su profesión: seleccionar y organizar los contenidos, planificar cursos de acción instructiva, realizar seguimientos individualizados del aprendizaje, colaborar con otros compañeros en tareas de planificación del centro, seleccionar y preparar materiales, desarrollar procesos de evaluación formativa, etc.

 Ante esta situación el profesorado tiene que recurrir a algún material que le resuelva una parte importante de estas tareas, que presente operativamente las decisiones curriculares que supuestamente él debe realizar para su aula: dicho material son los libros de texto. En consecuencia, los textos escolares aparecen ante el profesorado como los recursos que median entre el curriculum prescrito y el curriculum en acción. Es lo que Gimeno (1988) denomina como el curriculum presentado al profesorado. En definitiva, lo que queremos poner de manifiesto es que un modelo de enseñanza y práctica docente basado en la dependencia docente de los libros de texto es un síntoma de la descualificación profesional del profesorado y consiguientemente una rémora para cualquier proyecto de cambio e innovación escolar. El problema no estriba en la presencia o ausencia de este medio en las aulas, sino en las consecuencias curriculares que supone un modelo de enseñanza basado en el uso casi exclusivo o predominante del texto escolar: desprofesionalización del profesorado, metodologías tradicionales de enseñanza, homogeneización y estandarización de los procesos de enseñanza y aprendizaje, difícil compatibilidad de este medio con estrategias metodológicas que favorezcan la construcción del conocimiento por los alumnos, dificultades para el estudio del entorno, etc.

Ahora bien, también sabemos que las actuales condiciones de trabajo del profesorado difícilmente permiten prácticas profesionales innovadoras y alternativas al uso de materiales textuales de esta naturaleza. Cualquier planteamiento de innovación pedagógica que reclame del profesorado nuevas prácticas profesionales caracterizadas por la autonomía decisional de los mismos puede resultar quimérica e idealista si se proponen desconociendo o al margen de las características y condiciones bajo las cuales el profesor trabaja. Solicitar, en estos momentos, del profesorado que además de enseñar a los alumnos, tenga que planificar nuevos tipos de experiencias o unidades didácticas, lo realice en equipo con compañeros, participe en proyectos de investigación e innovación educativa, asista a actividades de perfeccionamiento profesional, evalúe todas las dimensiones del aprendizaje y además continuadamente, adapte individualmente el proceso de aprendizaje a las necesidades de cada alumno, y además que elabore materiales propios como alternativa a los libros de texto es desconocer la realidad del puesto de trabajo docente. Mientras del horario del ejercicio profesional docente no se liberen horas suficientes para estas otras actividades formativas, planificadoras y evaluativas difícilmente se podrán generalizar otro tipo de prácticas profesionales más innovadoras.

LOS MATERIALES Y EL DESARROLLO DEL CURRICULUM: LA LÓGICA TÉCNICA VERSUS PRÁCTICA



Como ya hemos indicado los materiales curriculares no sólo influyen en lo que pueda aprender el alumnado. Afectan también a los procesos de diseminación y puesta en práctica de los currículos ya que es a través de los materiales cómo se le hace saber al profesorado en qué consiste la filosofía y contenido pedagógico de un programa o proyecto curricular, y será a través de los materiales cómo éstos podrán implementar dichos programas en el aula.

Los materiales curriculares son una estrategia clave para la difusión y desarrollo de innovaciones educativa. Éstos representan el elemento simbólico más representativo de las señas de identidad de una propuesta de reforma o innovación educativa. Uno de los signos que evidencian los cambios curriculares son la aparición de nuevos medios y materiales. En este sentido, el contexto español desde hace varias décadas ha sido pródigo en procesos de reforma educativa y en consecuencia disponemos de ejemplos ilustrativos del papel que juegan los materiales curriculares en dichos procesos. Recuérdese al respecto cómo la reforma educativa de la Ley General de Educación en la década de los años setenta se apoyó en la elaboración de nuevos textos escolares y en la utilización de las denominadas “fichas individualizadas”. Algo similar ocurrió con los materiales “globalizados” de los Programas Renovados de Preescolar y Ciclo Inicial desarrollados en los primeros años de la década de los ochenta. En estos momentos estamos asistiendo a una numerosa y variada oferta de nuevos materiales que realizan las editoriales y las administraciones educativas como consecuencia del desarrollo de la LOGSE.

Lo que estamos planteando es que el material curricular no es algo que funcione en el vacío o al margen de una determinada realidad curricular, sino que es un elemento integrado en unas coordenadas socioeducativas concretas y se elabora bajo los parámentos de ciertas concepciones de la enseñanza, de la cultura y el conocimiento, de la profesionalidad docente, del cambio educativo, que implícita o explícitamente quedarán reflejadas en los materiales. En consecuencia, cualquier material curricular adoptará características, formatos y funciones bien distintas según sea el modelo o concepción de curriculum bajo el cual se elabora.

Si el curriculum se concibe como un plan técnicamente racionalizado de procedimientos de modo que el docente tenga que ejecutar paso a paso, linealmente las directrices planificadas por expertos, entonces el material curricular se caracterizará por ser un recurso altamente prescriptivo y detallado de las acciones que el profesor debe desarrollar ante las situaciones previsibles de enseñanza.

Desde una perspectiva diferente, el curriculum puede entenderse como un proyecto global, como un marco de referencia esencialmente cultural a partir del cual el profesor habrá de interpretar, matizar y definir situaciones, contenidos, procedimientos y métodos de actuación en el aula. De este modo, el material tenderá a adoptar características abiertas, poco estructuradoras de la práctica permitiendo usos y aplicaciones flexibles de dicho material.

A continuación realizaremos una breve aproximación a la lógica y funcionalidad que los medios desempeñan en los procesos de diseño y desarrollo de innovaciones curriculares (véase con mayor extensión un trabajo anterior de Area, 1991). Primero presentaremos una breve caracterización del papel de los materiales en el marco de una concepción y proceso curricular de corte técnico, racional y cerrado.

Finalizaremos esbozando otro marco de racionalidad en el rol y funciones que habrían de asumir los medios cuando éstos están integrados dentro de otras concepciones sobre el diseño y desarrollo del currículum caracterizadas por una orientación práctica, más abierta, deliberativa y participativa del conjunto de agentes educativos.


La Lógica Técnico-Racionalista: Los Materiales a “Prueba de Profesores”

Una orientación técnico-racional de la innovación y desarrollo del currículum supone conceder y concentrar el interés prioritario en la fase del diseño curricular ya que se presupone que, ofertando un programa estructurado y racionalizado, su puesta en práctica planteará pocas dificultades. Consecuentemente, la fase de diseminación tendrá un marcado carácter informativo (se difunde y se da a conocer entre el profesorado para que lo asuma y actúe en consecuencia con el mismo) y la fase de desarrollo en los centros y aulas tenderá a reproducir con fidelidad las prescripciones ofertadas desde las instancias administrativas.

Así pues, la producción de materiales se ubicará preferentementeen la fase de diseño del programa asumiendo características similares al mismo. Es decir, será un material elaborado por expertos, altamente estructurado y que tiene la finalidad de representar y transformar los principios y componentes del programa curricular en contenidos y actividades para trabajo en el aula. Estos materiales por tanto, están concebidos como instrumentos que, aunque destinados al aprendizaje del alumno, suplantan las decisiones del profesor en la elaboración de planes de trabajo para su aula.

Es un modelo de producción de materiales que, según Allwright (1981) parte de dos supuestos básicos respecto del profesorado:

Un supuesto de deficiencia, en cuanto los medios serían producidos "para proteger a los alumnos de las deficiencias del profesorado, y así asegurar, en la medida de lo posible, que el Programa sea cubierto adecuadamente y que los ejercicios sean bien enseñados". Es decir, los alumnos podrían alcanzar los objetivos de aprendizaje del currículum, a pesar de que el profesor no esté preparado, siempre y cuando existan materiales que se encarguen de enseñar el currículum. Es decir, son materiales elaborados a prueba de profesores.

Un supuesto de diferencia en cuanto que "las habilidades requeridas para la elaboración de materiales son muy diferentes de las exigidas a los profesores de aula". Es decir, la producción de medios sólo puede ser asumida por expertos ya que se supone que el profesorado carece del conocimiento y destrezas técnicas como para asumir y/o participar en estas tareas.

En síntesis podríamos sugerir que los rasgos que caracterizan la lógica y función otorgada a los materiales en una perspectiva técnicoracional sobre la innovación del curriculum serían:

• El diseño de medios debe ser responsabilidad de expertos técnicos. No tiene sentido ofrecer participación al profesorado en estas tareas ya que no serían propias de su ámbito de competencias, ni dispone del conocimiento y habilidades necesarias para asumirlas.

• La producción de medios es parte de las tareas del diseño curricular. Estos se elaboran a partir de la lógica y estructura del Programa dando respuesta a demandas emanadas de decisiones administrativas, fundamentadas en mayor o menor medida en principios racionales. La producción de medios, por tanto, apenas tiene en cuenta el conocimiento y necesidades generadas desde las situaciones de desarrollo práctico del currículum.

• Estos materiales presentan una estructura cerrada y poco flexible. Es decir, tienden a prefijar y limitar el tipo de proceso y experiencias de aprendizaje con las que habrán de interaccionar el alumno en el aula.

• A su vez, están concebidos para un modelo prototípico de alumno y contexto cultural. Su naturaleza estructurada y su presupuesto de que todos los alumnos habrán de alcanzar por igual lo mínimo exigido por el Programa favorece que su diseño no tenga en cuenta ni las diferencias entre características y necesidades individuales ni los distintos contextos culturales con sus variantes lingüísticas, económicas, y sociales.

• Existe una exceso de confianza en los medios como la estrategia más eficaz para posibilitar que el profesorado desarrolle prácticas instructivas acorde con el programa innovador.

• El uso que el profesor debiera realizar de los materiales exige de él su aplicación mecánica y fiel en el aula. El material internamente ofrece todo lo que los alumnos pueden necesitar para aprender. Su labor por tanto, se simplifica en el sentido de que no tiene que tomar decisiones relevantes y complejas de planificación de su propio currículum. Su foco de atención debe concentrarse básicamente en tareas de gestión y evaluación del uso del material por los alumnos.

Esta visión o perspectiva técnico-racional sobre los materiales curriculares ha adolecido de numerosas limitaciones o puntos débiles en relación a facilitar procesos de mejora curricular y de desarrollo profesional del profesorado. Entre los aspectos críticos que se han formulado a esta perspectiva destacaríamos los siguientes:

• La utilización de este tipo de materiales favorece la descualificación profesional del profesorado ya que los mismos sustituyen y obvian lo que son los procesos decisionales de los profesores sobre su práctica docente. Los convierte en meros usuarios-gestores del material en el aula.

• La existencia de este tipo de materiales representan una forma de control sobre lo que enseñan los profesores y lo que aprenden los alumnos. Dicho control no se ejerce directamente sobre la práctica del profesorado en el aula, sino sobre el material curricular que será utilizado que requiere el visto bueno o aprobación de la administración educativa correspondiente.

• La utilización y aplicación mecánica de los materiales en el aula sin su correspondiente adaptación a las características propias del alumnado y del contexto sociocultural del entorno provoca que se desarrollen procesos uniformes y descontextualizados de enseñanza-aprendizaje.

• La experiencia de reformas curriculares en diversos países ha demostrado que la existencia de estos materiales, si no se acompañan de otro tipo de estrategias paralelas de diseminación, de formación del profesorado y de cambio de las condiciones laborales y organizativas de los centros escolares, apenas generan mejora e innovación de las prácticas educativas. Confiar en los materiales curriculares como la principal estrategia para llevar a la práctica innovaciones educativas es mantener una visión ingenua y simplista de los complejos factores que afectan a los procesos de cambio curricular.


La Lógica Práctica: Los Materiales Curriculares como Producto de la Experiencia del Profesorado

Esta otra racionalidad a la que queremos hacer referencia, y en congruencia con lo que hemos expuesto, significa dar mayor entrada, colaboración y capacidad decisional a los profesores y centros escolares en los mecanismos e instancias de elaboración y distribución de los medios y materiales. En esta orientación o lógica del desarrollo curricular las experiencias prácticas y productos que los profesores realizan con los medios en sus contextos de trabajo son el eje referencial para la producción y difusión de materiales curriculares. Los materiales de este modo se convierten en una estrategia o centro referencial para la movilización de procesos de mejora e innovación educativa y de desarrollo profesional de los docentes. En síntesis esta lógica implicaría ideas y supuestos como los que siguen:

• La producción de medios y materiales no descansa únicamente en instancias técnicas alejadas de la práctica, sino que es el propio profesorado un agente educativo que asume responsabilidades sobre los medios y materiales curriculares que utiliza: bien elaborándolos individual o colectivamente, bien seleccionándolos, bien adaptando materiales previamente existentes tanto del mercado como de otros colegas.

• Se elaboran materiales diversificados territorialmente y adaptados contextualmente a las características de sus usuarios. Si se parte de que el desarrollo curricular asume como condición constitutiva de su naturaleza la variabilidad en función de las diversidades contextuales donde se pone en práctica, del mismo modo, los medios no pueden caracterizarse por ser uniformes y estandarizados en sus contenidos, actividades y propósitos.

• Se tiende a la utilización e integración curricular de los materiales del entorno

• Se desarrollan estrategias y mecanismos para que los materiales elaborados por el propio profesorado (bien de forma individual o bien en grupos o equipos de trabajo) sean difundidos y conocidos entre los propios enseñantes.

• Se facilita y se potencia el intercambio, distribución y elaboración de los materiales en los centros y comarcas. En este punto es necesario destacar que si no existen instancias comarcales que mediaticen, asuman y se responsabilicen de gestionar y posibilitar la puesta en práctica de estas tareas las mismas seguramente no se ejecutarían. En este sentido, los Centros de Recursos es el referente institucional más próximo a esta idea.

• Los medios y materiales pueden ser un pretexto para reorganizar y reformular los espacios y ambientes de aprendizaje de los centros escolares en una perspectiva colaborativa. La introducción de nuevas tecnologías en las escuelas (vídeos, ordenadores) por sus características sofisticadas y coste económico no permiten que cada aula disponga de dichos medios. Lo mismo puede ocurrir con otros tipos de materiales (sala de audiovisuales, laboratorio para ciencias de la naturaleza, museo etnográfico sobre la cultura del entorno, biblioteca para el material impreso). Ello significa que los profesores deben "compartir" dichos espacios. Y compartir supone organizarse, coordinarse, intercambiar y preparar conjuntamente experiencias
yproyectos de utilización conjunta de esos medios y espacios.

En definitiva, esta perspectiva u orientación práctica sobre los materiales curriculares representa un modo de entender y concebir el desarrollo del curriculum no como un proceso estandarizado ni uniforme, sino asumiendo las variantes y diversidades de los contextos y sujetos que lo ponen en práctica. Los materiales curriculares elaborados desde esta lógica tienen la ventaja de que son fruto de la experiencia docente, están adaptados a los rasgos idiosincrásicos del alumnado y del contexto desde el cual surgieron, y suelen ser elaborados en el marco de proyectos de innovación pedagógica. Sin embargo, también es cierto, que muchos de estos materiales presentan una calidad técnica muy limitada (a veces incluso deficiente) ya que han sido elaborados artesanalmente. Por otra parte, la tarea de producción de materiales a gran escala es una actividad compleja y costosa tanto en tiempo como económicamente. Este proceso requiere de un entramado industrial y la participación de distintos agentes e instancias comerciales por lo que resultaría ingenuo plantear que los materiales curriculares elaborados por el profesorado fueran una alternativa radical y realista a los materiales comerciales.

LOS MEDIOS Y EL CURRICULUM ESCOLAR

En este tema se desarrollan algunas ideas sobre el papel y funciones que juegan los denominados materiales curriculares (libros de texto, guías didácticas, cuadernos, fichas, vídeos didácticos, software educativo, diapositivas, etc.) en los procesos de enseñanza en el contexto escolar.  La relevancia de estos materiales en los procesos de puesta en práctica del curriculum en los centros y aulas es de primer orden ya que lo que enseña el profesorado y lo que aprende el alumnado, entre otros factores, está regulado y condicionado por el conjunto de medios y materiales disponibles y utilizados. En consecuencia en este tema se pretende ofrecer una breve aproximación conceptual a los materiales curriculares; identificar las características y funciones que éstos juegan en el marco de un planteamiento técnico versus práctico de los procesos de diseño y desarrollo de la innovación curricular, y finalmente presentaré algunas ideas sobre la influencia de los textos escolares en la práctica docente.


LOS MEDIOS EN EL CONTEXTO ESCOLAR.  EL CONCEPTO DE MATERIAL CURRICULAR

En cualquier aula y centro educativo es habitual encontrarse con un conjunto más o menos amplio de distintos recursos, medios o materiales que son empleados con fines educativos: libros de texto, enciclopedias, retroproyectores, mapas, fichas de actividades, material de laboratorio, cassettes, diapositivas, vídeos, ordenadores, etc. Los medios o materiales curriculares en este sentido son parte consustancial e integrada de las prácticas escolares. Hoy en día es impensable desarrollar cualquier actividad educativa sin recurrir ni apoyarse en alguno de estos materiales y medios pedagógicos. De modo similar podemos afirmar que sin materiales no es posible llevar a la práctica de aula un programa o proyecto de innovación educativa.  El conjunto de medios, artefactos y materiales existentes, y que pueden ser usados al servicio de metas educativas, es más amplio que el concepto de material curricular. Los periódicos y revistas, la televisión, los CD-ROM del mercado, Internet, los programas de radio, el software informático,..., son medios de comunicación o tecnologías de la información elaborados con finalidades no precisamente pedagógicas (entretener, informar, vender). Sin embargo estos medios, adecuadamente integrados en el curriculum, pueden representar experiencias de aprendizaje valiosas y potentes para los niños y jóvenes en el contexto escolar.
Por material curricular entenderemos el conjunto de medios, objetos y artefactos que son elaborados específicamente para facilitar el desarrollo de procesos educativos en los centros escolares y aulas. Es decir, los materiales curriculares se diferencian de otros tipos de medios y materiales porque se diseñan y se usan para cumplir funciones vinculadas con la diseminación y el desarrollo práctico de los procesos de enseñanza y/o aprendizaje de un determinado programa o proyecto curricular. De este modo, pudiéramos clasificar a los materiales curriculares en relación a estas dos grandes funciones:


a) Materiales Curriculares De Apoyo A La Planificación, Desarrollo Y Evaluación De La Enseñanza (fundamentalmente son aquellos materiales dirigidos al profesorado). Por ejemplo: guías didácticas, ejemplificaciones de unidades didácticas y de experiencias pedagógicas, diseños curriculares, cajas rojas, bibliografía y revistas pedagógicas, etc.

La principal característica de estos materiales es que son elaborados con la intención de facilitar el desarrollo profesional del profesorado y/o la puesta en práctica de nuevos programas y proyectos educativos. Sirven, preferentemente, para los procesos de diseminación de ideas y proyectos innovadores.

b) Materiales curriculares de apoyo al aprendizaje (materiales dirigidos al alumnado). Por ejemplo: libros de texto, vídeos didácticos, software educativo, fichas de trabajo, etc. Son materiales elaborados con la finalidad de que el alumnado desarrolle los aprendizajes propios de un determinado nivel educativo o de materia. Sirven, fundamentalmente, para desarrollar el curriculum en acción. Sin los mismos no hay práctica docente ni procesos de aprendizaje.

En todo material curricular, sea un libro de texto, un vídeo didáctico o un programa multimedia, subyace una propuesta concreta de implementación de un programa o proyecto curricular en términos de práctica educativa. Hace ya más de veinte años se acuñó el concepto de potencial curricular de los materiales (Ben-Peretz, 1975; 1984) para indicar que éstos son portadores de modelos implícitos de puesta en práctica del curriculum en el aula. Los autores de un material, como indicamos anteriormente, incorporan sus propias visiones sobre la enseñanza y el aprendizaje en el proceso de creación de los materiales. Pero las posibilidades educativas de los mismos, es decir, el potencial curricular del material, no se agota en la propuesta pedagógica realizada por los autores, sino que el profesorado puede inferir del análisis de un material concreto otros usos pedagógicos diferenciados.

Un mismo libro de texto o un vídeo didáctico concreto, por poner algún ejemplo, pueden ser empleados con fines educativos muy distintos y bajo métodos de enseñanza incluso antagónicos. Ello ocurre porque el profesorado que los utiliza puede realizar interpretaciones diversas del potencial curricular de dichos materiales, y en consecuencia, articular actividades y procesos educativos diferenciados en el aula. 

“Los materiales curriculares son más complejos y más ricos en sus posibilidades educativas que cualquier lista de objetivos, sean generales o específicos y conllevan más cosas que la expresión de las intenciones de los autores. Si analizamos los materiales como un producto final del proceso creativo, entonces cualquier interpretación aislada nos ofrecerá una visión parcial de su totalidad” (Ben-Peretz, 1975,151-159).

El potencial curricular de un material no sólo es algo intrínsecoal mismo, sino que está vinculado con la capacidad del profesorado para interpretar y articular un proyecto de acción a partir de dicho material. Es decir, el potencial de los efectos pedagógicos de un material no sólo descansa en sus atributos, en la bondad o calidad tanto técnica como pedagógica de su diseño. Este potencial alcanza su sentido y virtualidadeducativa en el marco del método pedagógico bajo el cual se inserta y se utiliza didácticamente el material (San Martin, 1994). Este concepto es una idea clave para el análisis del papel de los materiales en los procesos de diseminación y desarrollo del curriculum como veremos en las siguientes entradas.